El Pulso de la Industria / Causas y Efectos

Thomas Karig

A partir del 2 de Julio se nos aclararon varias dudas que dominaron la discusión pública y privada en las últimas semanas. Ya sabemos hasta donde llegó la selección mexicana de futbol, y por cierto, también la de Alemania. Y ya sabemos quién será el próximo presidente de México.

Algunos resultados quizás nos sorprenden más que otros, pero todos tienen su explicación. Quizás el más inesperado fue el fracaso de la selección alemana. Sin embargo nos damos cuenta que fue el resultado de la complacencia, de no querer correr un riesgo integrando a un nuevo equipo de jóvenes con más empuje, como se hizo en su momento para el mundial del 2006.

El caso de la selección mexicana es diferente. Una posible conclusión de haber llegado por enésima vez solo al cuarto partido es que los recursos invertidos en la formación de talentos deportivos en México son insuficientes. Y quizás la preparación del torneo tanto en la práctica del equipo como en la estrategia del entrenador pudo haber sido más efectiva.

En cuanto al resultado de las elecciones, en realidad este se veía venir desde que empezó la campaña. La consistencia con la que López Obrador se presentó durante todo este tiempo contrastó con los golpes de timón (y los golpes bajos) de los otros candidatos.

Por supuesto, la incertidumbre sigue estando presente en el ámbito político y económico. De eso se encarga por ejemplo el Sr. Trump, aunque ya vimos que hasta él es predecible.

En las empresas, sabemos que estamos obligados a dejar lo menos posible a merced de la casualidad. Tener una buena estrategia basada en el análisis de fuerzas y debilidades, y de amenazas y oportunidades, es más importante que nunca.

Darnos cuenta de que es hora de cambiar e innovar, integrando a personas con ideas nuevas en nuestro equipo, es un buen punto de partida. Preparar al equipo para ser capaz de enfrentar los retos es indispensable. Y mantener el rumbo a pesar de los embates, requiere creer en nuestra estrategia. Si tenemos una buena estrategia, no importa si la implementación no funciona a la primera. Sigue siendo una buena estrategia. Pero si la estrategia es deficiente, ni la mejor implementación nos va a dar resultados.

Claro que hay maneras de asegurar también una buena implementación. Por ejemplo, tener un buen sistema de Gobernabilidad Empresarial que asegure cumplimiento y el logro de objetivos. Imaginarse cosas chi..das, como dice el Chicharito, es una cosa. Tener la capacidad de hacerlas realidad, es otro asunto.

Escúchamecada segundo lunes en Radio Imagen Puebla, FM 105.1, a las 8:40 PM.

Más información sobre estos y otros temas en mi sitio web www.tkonsult.com.mx.

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