Adiós a un periodista....Hasta siempre a un amigo

Adalberto Fugüemann

Conocí, mejor dicho, me reencontré, a Javier López Díaz en el año 2000. El era ya el comentarista radiofónico más escuchado a nivel regional y yo recién ingresaba a una empresa de Tecnología de la Información que tuvo la audaz pero peregrina idea de publicar, en un internet que iniciaba su apogeo, una página nombrada como pipopes.com. El objetivo era muy romántico, eliminar el significado vulgar y despectivo del acrónimo y relanzarlo como “Piezas Poblanas Perfectas”.

El resultado fue catastrófico, las hordas de internet asaltaron el portal, lo vulgarizaron y, escondidos en el cobarde anonimato -como lo hacen hoy muchos seguidores del Cruz Azul y de la Selección Mexicana con el grito homofóbico- lo convirtieron en un sitio de ataques, ofensas y acoso, sobre todo a maestros y estudiantes de universidades y preparatorias.

Los medios se nos echaron encima, periodísticos y radiofónicos, asociaciones de padres y maestros exigían el cierre del portal y hasta algún deslinde penal, si hubiere lugar. Llamó entonces mi atención un comentario en el noticiero de mayor audiencia de Puebla, en el sentido de que el intento era correcto y el problema estaba en el escudo anónimo.

Llamé a la estación, en ese entonces perteneciente a Grupo ACIR y tuve mi primer contacto con Javier, le hablé del proyecto y su probable fracaso y para seguir platicando del tema, me invitó a desayunar al día siguiente.

Llegó puntual al encuentro, nos saludamos y creo que ahí surgió la empatía que, con el tiempo sería una verdadera y entrañable hermandad. Hablamos de Pipopes, poco, y mucho de economía. Terminaba el sexenio de Zedillo y se acercaba la elección de Fox. Como casi todo fin de sexenio, las perspectivas no eran halagüeñas y se lo hice saber. Como resultado, me invitó a participar en “Buenos Días con López Díaz” con un pequeño comentario de cinco minutos, los lunes. El programa tenía una duración de cuatro horas, hoy es de cuatro y media (inicia a las 5:30 AM) y mi participación podía ser vía telefónica.

Poco después me pidió que la participación fuera presencial, luego tres veces a la semana y el espacio ampliado a 20 minutos y, pocos meses después, Economía y Finanzas tenía casi una hora diaria, de lunes a viernes y, si era posible, también el sábado. El “gancho” fue interesante, también participaría en la sección deportiva, de una hora de duración. La única condición era que fuera de 7 a 9 de la mañana para salir corriendo al trabajo, donde, debo decirlo, me dieron todas las facilidades.

En ese proceso, Javier y yo nos hicimos amigos, desayunábamos o comíamos con frecuencia y el me describía cada platillo de los lugares seleccionados, desde fondas populacheras hasta restaurantes gourmet, con el conocimiento y la pasión de un verdadero gourmet. De la pura plática se te antojaba el platillo. Por cierto, nuestro platillo favorito eran las Costillas sin hueso de Mazatepec, yo un cuarto de kilo, Javier, un kilo más un cuarto, con 6 salsas deliciosas, Allí sería nuestra próxima cita.

De origen humilde, Javier inició su carrera en los medios de información en 1981, como reportero “de a pie” y con muchas carencias, aunque con una vocación y obstinación tales, que lo llevarían a triunfar, ¡y de qué manera!, con el paso de los años. Psicólogo de profesión, por sus venas circulaban dos virus, el del periodismo radiofónico y el de su uso con fines sociales, el verdadero ejemplo de la filantropía y la empatía con las causas justas, en cualquier nivel.

Una anécdota marcó, creo yo, su camino y sus logros. Iniciaba su carrera y, como los novilleros que pagan por el toro, los futbolistas por jugar, etc., él pagaba, o no cobraba por sus notas, Un día pensó hacer una entrevista a un prominente hombre de negocios que lo recibió en su lujosa oficina, lo vio de arriba abajo y le dijo con voz al más puro estilo de “El Padrino”: “Javier, usted no puede andar vestido así, y con los zapatos rotos, así no puede triunfar, yo lo voy a ayudar”. Javier pensó en algo de publicidad para su medio, pero el hombre continuó: “Le voy a dar un consejo, VENDA TODOS SUS CENTENARIOS Y CÓMPRESE ROPA” y lo despidió con cajas destempladas. Fue el último día que lloró lágrimas de amargura y se forjó en él la clara visión de trabajo y triunfo, para no ser como el empresario del absurdo consejo.

Ocho años después, en 1988, el primero de diciembre y tras recorrer los sinuosos caminos del periodismo escrito y verbalizado, tuvo la oportunidad de iniciar un noticiero, la XEHR era la estación más escuchada por los poblanos y la gente recibió con beneplácito y simpatía el nacimiento de un noticiario fresco, diferente, con una voz también fresca y diferente.

Y así construyó su historia, con el lema de “todos somos reporteros” conformó “LA RED”, esquema por el cual decenas de miles de ciudadanos reportaban antes que nadie, incluso que las autoridades, el diario acontecer de una ciudad cada vez más compleja, esa red reporta accidentes, asaltos, fenómenos meteorológicos, tragedias y glorias humanas, actos de desprecio o de heroísmo y todos, todos sus integrantes, respetaban, admiraban y querían a Javier que, con un Don de Gentes excepcional, nunca perdió la humildad del reportero de la anécdota. Esa calidad humana lo llevó a ser reconocido como “El Rey del Rating”, con una ventaja de 7 a 1 sobre cualquier otro medio

Por motivos administrativos, ACIR Puebla se transformó en CINCO RADIO y la presidenta del Consejo, Coral Castillo de Cañedo transfirió la programación a una estación con mayor potencia y, por ende, mayor audiencia.

En 2007, me trasladé a la ciudad de México, dejé por un tiempo mi espacio y me ofreció, a manera de una despedida que no fue tal, unas palabras inolvidables y conmovedoras, las guardo en disco, pero sobre todo en el corazón. Cada año me daba una fecha y un programa completo para leer las “calaveras” de todo el equipo, el me apoyaba con las anécdotas y hechos notables de cada uno y sacábamos casi un libro por año.

Acorde con su calidad humana, conformó un equipo entrañable, que hoy -yo incluido- le llora y le recuerda con cariño, de padre, de amigo, de hermano, siempre dispuesto a enseñar, siempre dispuesto a aprender, siempre atento a las causas sociales. Conseguía donadores de sangre, cuando yo la requerí, llegaron inmediatamente más de cuarenta donadores; consiguió repartió y donó cientos de sillas de ruedas, asilos para indigentes, medicinas para niños y adultos necesitados. Ese era su mundo, su vida y su pasión.

En el año 2008, en una entrevista, comentó que a él le gustaría morir estando con su familia, 13 años después, su deseo se cumpliría, aunque de forma inesperada.

Después de mi sentida “despedida” en 2007, buscamos la manera de seguir en contacto, como amigos y como colaboradores. En realidad, nunca me fui, frecuentemente teníamos charlas al aire sobre tópicos económicos, de turismo y deportivos (él era antiamericanista recalcitrante, lo que habla de su buen juicio). En 2012 FONATUR obtuvo en la Feria Turística de Madrid el galardón al proyecto en desarrollo más importante del mundo (la RUTA DE DON VASCO en Michoacán), como por arte de magia, terminado el evento me localizó y abrió una edición extraordinaria del noticiero para que yo le comentara, ante el estupor del taxista, los pormenores y, claro, la primicia de un logro para México. En 2018 regresé de manera presencial y este año de pandemia, en el que nunca faltó Javier a “su” cabina, trabajamos vía telefónica y todo el equipo a través de videollamadas, también en eso fue pionero en el Estado.

Su fuerte no era la política, pero supo sortear con elegancia, con clase, los estilos de 7 gobernadores y señalar sus aciertos, sin zalamería, y sus errores, sin saña o mala fe, por eso era respetado y querido, aun en las esferas oficiales.

Desde 2007, la columna de “Economía y Finanzas” termina con una “Ley de Murphy” (Si algo puede salir mal, saldrá mal, es la original) relativa al comentario del día. Hoy cierro esta remembranza con la frase de hoy: “Las excepciones confirman la regla”, tú, querido Javier, fuiste la excepción, lo que empezó bien, terminó mejor”.

Antier, transmitió su programa, se despidió con un “Radar Informativo”, revisó en su oficina papeles sobre su noticiero y sus funciones como Director de Noticias, fue a su casa y poco después de la una de la tarde, partió, víctima de un infarto fulminante, hacia la gloria (“la nube 13”, le llamábamos coloquialmente en nuestras charlas), con el afecto, el cariño y la gratitud de la gente a la que sirvió y de la que se ganó el cariño que se expresa en miles de notas en las redes sociales por medio de las cuales “todos somos reporteros”. El “cafecito para despertar” con el que iniciaba sus transmisiones, estuvo hoy en su lugar, como siempre, esperando la llegada de quien después de 33 años cruzó el puente a la eternidad.

Un libro no alcanzaría para tantas y tantas anécdotas de un hombre bueno, de un gran amigo y de un inolvidable hermano que es, como lo señalan todos los medios en Puebla un ícono del periodismo y del humanismo en Puebla, para él mi gratitud eterna, para su esposa Lupita y su hija Sara Mary, mi solidaridad fraterna, para todo Puebla, que hoy lo despidió con aplausos y porras, el deseo de que su legado perdure y el gran equipo que conforman -disculpas anticipadas si cometo alguna omisión involuntaria- Agustín y Adolfo, que seguro lo recibieron en el cielo; Luis Gabriel, Alejandro, Nayeli, Leslie, Fernanda, Raúl, Odilón, Rafa (tenemos pendiente un viaje a la Bombonera), Ricardo (el mejor comentarista de deportes de Puebla, formado por Javier), Alejandro (una enciclopedia de lucha libre) y Lalo, nuestro genial operador, así como los corresponsales regionales en San Martín, Tehuacán, Izúcar, Atlixco, etc., siga su camino y nos brinde, en honor de Javier, muchos, pero muchos “Buenos Días”.

Postdata: Agradezco de todo corazón a Memo Garduño el espacio que me brinda “Poderedomex” para rendirle este pequeño homenaje a Javier López Díaz. En Memo encuentro muchas similitudes, desde nuestra presentación en una comida (el mejor mole de olla del mundo) hasta su visión, tesón, esfuerzo y éxito. Una paradoja: Javier me “pagaba” mis notas de economía y finanzas dejándome participar en el segmento deportivo. Memo me compensa la Peña Futbolera al dejarme tener un segmento de Economía y Finanzas, a ambos, mil y mil gracias.

Por: Adalberto Fugüemann

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