Por: Thomas Karig
Inició la segunda mitad del año 2020, y esta fecha está marcada, para la industria automotriz, por dos eventos:
- La entrada en vigor del T-MEC
- Y el complicado reinicio de las operaciones en las plantas armadoras y su red de proveedores
Por supuesto, esto hay que ponerlo en el contexto de las cifras de venta de automóviles en los mercados. En vista de que en muchos casos los locales de las concesionarias estuvieron cerrados por varias semanas, las cifras que reportan diversos países no nos sorprenden, hasta, en algunos casos, son menos dramáticas de lo que habíamos temido.
En los Estados Unidos, en los primeros 6 meses del año se vendieron 6.2 millones de automóviles, un 24% menos que el año pasado. En el mes de junio, el impacto se redujo a menos 17%. El resultado por marcas muestra grandes diferencias, desde Nissan que perdió un 40% hasta Mazda que solo redujo 7% sus ventas. Volkswagen se defendió bastante bien con un menos 21%.
En Alemania, donde la movilidad de las personas se restringió significativamente para controlar la pandemia, las ventas de autos nuevos cayeron un 35% en el primer semestre, y junio todavía no marcaba una mejora. Aquí el gran perdedor fue Opel con menos 48%, mientras que Volkswagen se mantuvo en el promedio del mercado.
Y en México, el resultado es similar: 436 mil autos vendidos fueron 32% menos en los 6 meses, aunque ante la persistencia de la pandemia el mes de junio resulta peor, con menos 40%. No se notan grandes diferencias entre las marcas importantes, y falta ver si julio ya puede marcar una mejora.
Si en el segundo semestre las ventas pueden regresar a niveles similares al año anterior, el daño será, por lo menos en Estados Unidos, menor al que vimos en 2009, donde las ventas cayeron un 21% a 10.4 millones de vehículos vendidos. En México, en aquella ocasión el mercado se contrajo un 26% a 755 mil vehículos.
Por supuesto permanece la incertidumbre sobre el desarrollo de la pandemia, sobre todo en Estados Unidos y también en México. Pero después de varias semanas de paro total, las plantas tienen urgencia de producir para reponer los inventarios de los autos que si se vendieron en este tiempo. Y seguramente en lo que resta de este año y durante el próximo, el ritmo de producción será constante a un nivel razonablemente bueno.
Una vez normalizada la producción, las empresas tendrán que voltear su atención a resolver los otros retos que la industria enfrenta. Las nuevas reglas del T-MEC generan no solo una carga administrativa adicional para toda la cadena de suministro, sino también cambios en la estrategia de modelos y fuentes de suministro. El impacto en los costos puede ser significativo, lo cual obligará a ser muy creativos para mejorar la eficiencia y rediseñar productos y procesos.
La otra gran pregunta para la industria automotriz es cuándo, y en qué medida, los clientes van a migrar hacia nuevos conceptos de movilidad. En la crisis actual, Tesla sufrió casi el mismo impacto en sus ventas como el resto de las marcas. Pero sabemos que a través de los conceptos innovadores se resolverá el futuro de la industria.
