Por: Thomas Karig
El día de hoy estoy de aniversario, porque ésta es mi contribución editorial número 100.
Agradezco infinitamente la oportunidad de poder participar en diversos espacios periodísticos, que me ha motivado a mantenerme actualizado, y reflexionar sobre los temas que ocupan a la comunidad empresarial.
Gracias a todos mis lectores. Ya está por terminar el año 2020, un año que, aunque quisiéramos, difícilmente vamos a olvidar el resto de nuestras vidas. Para muchas familias ha sido un año trágico, tanto en lo personal como en lo económico. Pero quizás también hay algunos aspectos que nos permitan recordar este año como un hito que marcó un nuevo comienzo.
En el calendario chino, curiosamente el 2020 marca el inicio de un nuevo ciclo de 60 años. Su calendario está organizado en 12 años lunares por cada uno de lo que ellos definen como los 5 elementos.
No deja de ser una ironía del destino que la pandemia se presentó en China justo en las celebraciones del nuevo año. Pero también explica quizás el nuevo nivel de autoestima que muestran los chinos después de haber superado el embate del virus.
Si vemos hacia atrás, al año 1960, cuando empezó el ciclo anterior, lo primero que viene a la mente de alguien como yo que entró a la adolescencia en la década de los 60s, es la aparición de los Beatles, que revolucionaron la música rock y siguen vigentes hasta la fecha.
También marca el inicio del movimiento hippie que rompió con muchas convenciones, y de la emancipación de la mujer incluyendo el lanzamiento de la píldora anticonceptiva.
En el escenario político internacional aparece John F. Kennedy ganando las elecciones con 303 votos del colegio electoral, aunque en el voto popular estaba prácticamente empatado con Richard Nixon. En México, tal parece que el único evento notable fue la nacionalización de la industria eléctrica por parte de Adolfo Lopez Mateos.
Curiosas coincidencias con lo que sucede en 2020, tanto en las elecciones de los Estados Unidos como en el acontecer político-económico de México. Por lo demás el año 2020 no se parece nada al 1960, tan solo por el impacto que ha tenido el desarrollo tecnológico en todos los aspectos de la vida, culminando en el vertiginoso avance de la digitalización.
La tecnología que hoy está disponible nos debe permitir superar los desafíos de los próximos 60 años, que en buena parte se originan por descuidar el impacto ambiental y social del desarrollo económico de los últimos 60.
La contaminación de ríos, lagos y mares, la destrucción de ecosistemas, y el constante aumento de la emisión de gases invernadero son el precio que pagamos por haber multiplicado por 20 el PIB per cápita del mundo, de 450 dólares en 1960 a más de 11,000 actualmente. Aun así, uno de los reclamos sociales es que esa riqueza no está bien distribuida.
El año 2020 será el punto de inflexión en el combate al cambio climático. Hay compromisos claros para ello por parte de la Unión Europea, recientemente de China, y esperamos pronto también de los Estados Unidos. Para el empresario moderno, la atención a todos los grupos de interés se vuelve el nuevo paradigma, ya que nos damos cuenta de que la resiliencia para poder superar crisis futuras dependerá del apoyo que las empresas tengan de sus clientes, sus proveedores, sus colaboradores y sus comunidades.
La nueva definición de desarrollo sostenible para las empresas incluye tres elementos. La responsabilidad social que atiende a colaboradores y comunidades. La responsabilidad ecológica, que no solo implica evitar la contaminación, sino participar activamente en la mitigación del cambio climático.
Y tercero, la Gobernabilidad Empresarial que introduce la Integridad y la Ética como máxima de actuación, y asegura que la empresa por su propia iniciativa asegure el cumplimiento con la ley y evite los riesgos innecesarios.
Si el año 2020 nos encamina hacia ese nuevo horizonte, quizás algún día lo recordaremos como el año en que muchas cosas cambiaron para bien.
Ese es mi deseo para todos ustedes, estimados amigos.
