René Sánchez Juárez
Lo sucedido en la embajada mexicana de Ecuador, es un hecho sin precedentes en la historia de las relaciones diplomáticas en America Latina. Este lamentable acontecimiento, no sólo tendrá repercusiones en las relaciones políticas bilaterales entre México y Ecuador, sino ya las tiene a nivel latinoamericano.
Llama la atención la tibia respuesta y el posicionamiento ambiguo y débil de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, paradójicamente nuestros principales socios comerciales.
Esto demuestra que la percepción de estos y otros países desarrollados, tienen sobre los gobiernos de centroamérica no ha cambiado, desde que en 1904 el escritor estadounidense O. Henry utilizó el término de "República Bananera" al referirse a Honduras y a la dependendencia económica que ese país tenía con respecto a la empresa estadounidense United Fruit Company.
Por lo visto esa visión no ha cambiado y lo más lamentable es que este tipo de acciones como lo acontecido con la irrupción de los cuerpos de seguridad a la sede del gobierno mexicano en Ecuador, favorecen esta percepción anti Latinoamerica de quienes nos siguen viendo como países subdesarrollados económica y políticamente. Sin embargo, este suceso nos debe de servir para replantear la posición diplomática de México ante los organismos internacionales para que estos sirvan verdaderamente a la sana convivencia entre países y la paz mundial.
Hasta el momento la posición de la diplomacia mexicana y del presidente López Obrador, como jefe del Estado mexicano ha sido la adecuada, por los que sin "filias ni fobias" las y los Mexicanos debemos respaldar las acciones que nuestro gobierno emprenda para hacer de esta "crísis dipomática”, la oportunidad de que la política exterior y sus principios de soberanía y libre autodeterminación de los pueblos retome el resplandor que le ha dado a la diplomacia mexicana en el extranjero.
Ni "Repúblicas Bananeras” ni gobiernos autoritarios, deben prevalecer en America Latina y el mundo.
Es la oportunidad de hacer valer los principios de soberanía, solución pacífica de las controversias y paz mundial, que nuestro país siempre ha enarbolado.
