En el Informe sobre el desarrollo mundial 2022: “Finanzas al servicio de la recuperación equitativa”, Banco Mundial hizo énfasis en cuatro riesgos económicos derivados de la pandemia de COVID-19 en torno al incremento de los prestamos dudosos, asignaciones a empresas zombis e improductivas, la necesidad de fortalecer resiliencia financiera a sectores de bajos ingresos y los altos niveles de deuda pública.

Planteó que la pandemia de COVID-19 dio lugar a la mayor crisis económica mundial en más de 100 años.

Tan sólo en 2020, la actividad se redujo en el 90 por ciento de los países, la economía mundial se contrajo alrededor de un tres por ciento y la pobreza aumentó en todo el mundo por primera vez en una generación.

Los Gobiernos aprobaron una respuesta normativa rápida y abarcadora que alivió los peores impactos económicos inmediatos de la crisis. Sin embargo, dichas respuestas también acentuaron una serie de fragilidades económicas.

En ese contexto postuló políticas para abordar dichos riesgos y respaldar una recuperación sólida y equitativa, al aumentar la transparencia y reduciendo la proporción de préstamos dudosos, las instituciones financieras pueden mantenerse estables, bien capitalizadas y en condiciones de proporcionar crédito, sobre todo a los hogares de bajos ingresos y las pequeñas empresas.

Los procedimientos de insolvencia eficaces, incluidas las opciones extrajudiciales, pueden reducir los costos sociales del sobreendeudamiento generalizado, pero en especial, evitar la asignación inadecuada de los recursos a “empresas zombis” improductivas y limitar la necesidad de que el Gobierno interfiera en la resolución de las deudas.

La demora en la adopción de medidas puede limitar el acceso al crédito, desalentar la iniciativa empresarial y dar lugar a la conversión de deuda privada en deuda pública cuando los Gobiernos se ven obligados a ejecutar planes de rescate.

Expuso que las innovaciones en las finanzas digitales y los modelos de financiamiento pueden desempeñar un papel decisivo a la hora de permitir a los prestamistas evaluar y gestionar de manera confiable el riesgo que conllevan los prestatarios, ayudarlos a seguir proporcionando crédito a los prestatarios de bajos ingresos y fortalecer su resiliencia financiera.

Para Banco Mundial, la gestión y la reducción proactivas de la deuda pública pueden liberar los recursos fiscales necesarios para respaldar la recuperación. Las demoras en abordar la sostenibilidad de la deuda se asocian con recesiones prolongadas, el aumento de la inflación y la reducción del gasto en redes de protección social, salud pública y educación, lo que repercute de manera desproporcionada en los pobres.